IDB-9: Integración internacional competiviva regional y mundial

Data
Mar 2013
La integración comercial y regional en Latinoamérica y el Caribe han sido objetivos constantes del Banco Interamericano de Desarrollo (BID, o Banco) desde su creación. Si bien el Banco ha jugado históricamente un rol muy activo en los debates de política con los países y ha brindado asistencia en estos campos, nunca ha podido implementar un programa de financiamiento regional importante. De hecho, la cartera de comercio e integración se divide entre la parte no ligada a préstamos, liderada por el Sector de Comercio e Integración, y la parte de integración de infraestructura (donde se concentra la mayor parte de los préstamos), liderada por el sector de infraestructura. Sin embargo, esta cartera de préstamos está compuesta casi exclusivamente de proyectos nacionales generalmente sin beneficios regionales comprobados por encima de los meramente nacionales. La razón principal para la escasez de proyectos con beneficios regionales es que trabajar regionalmente está asociado a mayores costos de transacción tanto para el Banco como para los países, y el Banco continúa sin tener un instrumento de préstamo concesional. En el Acuerdo BID-9, el Banco ratificó a la integración regional entre sus prioridades, y le asignó una meta específica de financiamiento. Se le exigió a la Administración que elaborara una nueva Estrategia de Integración Regional y un Plan de Acción para guiar las acciones del Banco. La nueva Estrategia está basada en un profundo entendimiento de la esencia de los desafíos que plantea la integración regional y contiene un diagnóstico sólido y exhaustivo de las cuestiones comerciales en ALC. A pesar de que el diagnóstico de la integración de infraestructura y de los bienes públicos regionales es un poco más débil, la Estrategia continua siendo relevante para identificar los principales desafíos así como la evolución reciente del comercio internacional y la integración en ALC. Sin embargo, ni la Estrategia ni el Plan de Acción ofrecen demasiada guía, más allá de esbozar las ideas principales. A pesar de que en el primer borrador planteaba la necesidad de contar con instrumentos concesionales, la versión final propone una "combinación inteligente" (smart-mix) de los instrumentos existentes. La Estrategia no define claramente ni construye sobre las ventajas comparativas del Banco o la experiencia histórica de éste. La definición y clasificación de los "proyectos de integración regional" es confusa. Dependiendo de cuál sea la fuente empleada, los procesos de integración regional representan entre 0.6% y 25% de los préstamos del Banco en 2011. La línea de base para la meta de préstamos en el acuerdo BID-9 (10%) es poco realista dado el desempeño histórico del Banco, y proyectos sin ninguna conexión ya sea con la integración regional o con la Estrategia de Integración Regional son etiquetados como regionales. La estrategia y el plan de acción en esencia describen lo que el Banco está haciendo en lugar de proveer dirección o liderazgo estratégico. El Banco se encuentra ahora frente a una encrucijada. Existen distintas opciones dependiendo del apetito de riesgo de los Gobernadores y la voluntad de Latinoamérica y el Caribe para profundizar su integración regional. En vez de continuar con la presente estrategia de bajo riesgo y bajo rendimiento, los Gobernadores podrían decidir enfrentar los problemas que han impedido un programa de préstamos para la integración regional, incluyendo la provisión de acceso preferencial a los recursos para proyectos de integración regional en el marco de claras directrices de elegibilidad. En cualquier caso, la Administración debería revisar su sistema de clasificación de préstamos regionales y proveer una imagen más clara y transparente del trabajo real del Banco en esta área.