Consecuencias fiscales del envejecimiento poblacional: Proyecciones agregadas del gasto en salud para 10 países de América Latina

Fecha de emisión
Aug 2018
El envejecimiento poblacional que caracterizará la evolución demográfica de los países latinoamericanos en las próximas décadas es probable que vaya acompañado de presiones para incrementar el gasto público en salud. Todo indica que el gasto en salud en países desarrollados y emergentes está creciendo significativamente más rápido que sus economías, poniendo en duda la sostenibilidad del gasto público en salud y por ende la posibilidad de brindar servicios sanitarios de calidad a toda la población. Asociado a este fenómeno se encuentra el creciente peso de las enfermedades crónicas (más costosas de tratar) y otros factores –como el crecimiento del ingreso, la incorporación de avances tecnológicos y la expansión de la cobertura (con miras a tender a la cobertura universal)– que llevan a presumir que habrá mayores presiones sobre las erogaciones del sector público en esta área. Este escenario sugiere la conveniencia de que los gobiernos –tal como en los países avanzados– incorporen proyecciones presupuestarias de largo plazo del gasto público en salud. Para este fin, en este estudio se llevan a cabo ejercicios de proyección agregadas para el período 2015-65 para un conjunto de 10 países de la región. Si bien hay grandes diferencias entre los países considerados, los resultados sugieren que solo por el envejecimiento poblacional, el gasto público como porcentaje del producto interno bruto (PIB) aumentaría en promedio alrededor de 1,8 puntos porcentuales en los próximos 50 años (a partir del promedio del 4,3% de América Latina y el Caribe [ALC]) en 2014). Una parte importante de este aumento se debe al mayor costo per cápita del gasto en salud de los adultos mayores con respecto al resto, y ello también es un factor clave para explicar el crecimiento desigual entre países. Si se tiene en cuenta la elasticidad ingreso mayor a uno del gasto en salud, habría que agregar 1 punto porcentual adicional, llevando el gasto público en salud al 7,1% del PIB para 2065. Si en términos de los costos per cápita los países de ALC tienden hacia los de los países más avanzados, este incremento no demográfico será aún mayor, y podría llegar a 1,8 puntos porcentuales, repartiendo por igual cuanto aumenta el gasto en salud por presiones demográficas y no demográficas. El último ejercicio considerado en el otro extremo supone mantener las tendencias crecientes del pasado en el crecimiento en el gasto de salud no demográfico (el del llamado excess cost growth). Esto incrementaría el gasto público en salud en 7 puntos porcentuales, casi triplicando el gasto en salud como porcentaje del PIB en 50 años y llevándolo a un promedio del 11% del PIB, lo que evidentemente muestra que no será posible mantener las tendencias del pasado. El desafío será contener los riesgos del envejecimiento y el cambio tecnológico en salud, con reformas que mejoren la eficiencia en el mismo.