Marco para la evaluación de políticas sobre la gobernanza de la resiliencia de la infraestructura critica en América Latina

Los desastres naturales pueden tener impactos significativos en el desarrollo económico y social de América Latina y el Caribe. Sólo en la última década, los países de la OCDE y BRIC han experimentado un estimado de US $ 1,5 billones en daños económicos causados por desastres en gran escala. América Latina y el Caribe es una región altamente expuesta a los peligros naturales, incluyendo terremotos, volcanes y condiciones climáticas extremas. De los 15 países más expuestos a tres o más amenazas, 7 se encuentran en la región de América Latina y el Caribe. Es probable que el aumento de la variabilidad climática y de las aglomeraciones urbanas aumente estos niveles de riesgo en el futuro, especialmente el riesgo asociado a la infraestructura crítica. La infraestructura crítica sostiene las economías, los gobiernos y las sociedades. La resiliencia de la infraestructura crítica no sólo determina el grado en que los países se ven afectados por desastres naturales, accidentes y ataques intencionales, sino que también condiciona su capacidad para responder a estos choques perturbadores y recuperarse de ellos. El daño a los sistemas críticos puede causar dificultades sociales significativas al interrumpir el acceso a líneas de vida básicas (por ejemplo, electricidad, agua potable, distribución de alimentos) y producir grandes impactos económicos al interrumpir el negocio durante algún tiempo más allá del evento de desastre real. Asegurar la resiliencia de la infraestructura crítica ha demostrado ser un desafío clave. Existen también buenas prácticas para gestionar las potenciales exposiciones financieras de los gobiernos a los daños causados por desastres y a las pérdidas de bienes públicos. La elaboración de un marco de evaluación de políticas basado en un análisis prospectivo de las buenas prácticas en materia de resiliencia de las infraestructuras críticas es un objetivo prioritario.