Analisis de la Magnitud y Costos de la Violencia en la Ciudad de México

Fecha
Jul 1998
La pobreza está presente en todas las sociedades modernas. Pocos estarían en desacuerdo en que hasta en los países más ricos del mundo hay personas en niveles de vida inaceptablemente bajos. Pero todavía no está en claro cómo acometer este problema. Recientemente se ha reavivado un viejo debate: ¿la solución es lograr el crecimiento económico o deben los gobiernos poner en práctica activamente políticas de reducción de la pobreza? Básicamente hay dos puntos de vista opuestos. Según uno de ellos, el ingreso de los pobres exhibe un crecimiento de uno a uno con el crecimiento económico, por lo tanto, las políticas que garantizan un crecimiento implícito ayudan a reducir la pobreza y por lo tanto no hay claridad en cuanto a la necesidad de políticas sociales adicionales. Según el otro punto de vista, el ingreso de los pobres crece a razón de menos de uno a uno con el ingreso promedio. Si se usa una definición de la pobreza como un ingreso de dos dólares (US$) al día, la proporción de pobres en la mayoría de los países industrializados resulta ser muy pequeña (alrededor de 2% de la población total). Pero este tipo de definición, que pudiera resultar adecuada en el caso de países en desarrollo, carece de sentido en el contexto de países ricos. En el mundo industrializado, la línea que demarca la pobreza normalmente depende del nivel de vida de cada población. Estas definiciones siempre arrojan niveles de pobreza muy por encima de los niveles de pobreza absoluta. Algunos ejemplos son Dollar y Kraay (2000), Gallup et al. (1999) y Roemer y Gugerty (1997). Véase, por ejemplo, Bourguignon (2001), Birdsall y De la Torre (2001), y Foster y Székely (2001).