¿Cuánto costará lograr los objetivos del cambio climático en América Latina y el Caribe?
Fecha
Feb 2022
Summary
América Latina y el Caribe deben enfrentar el desafío del cambio climático al mismo tiempo que avanzan otros objetivos de desarrollo sostenible. ¿Cuánto costará hacer frente? Este trabajo revisa la evidencia sobre los recursos necesarios y las fuentes de financiamiento disponibles para cumplir con los objetivos del Acuerdo de Paris en la región.
Su tesis principal es que la acción climática no consiste única o principalmente en un gasto adicional, sino que requiere de una reorientación masiva de los flujos financieros existentes. No pueden alcanzarse los objetivos climáticos sin atender otros objetivos de desarrollo sostenible intrínsicamente relacionados al clima, como los relacionados a la energía, el transporte, el agua, la agricultura, y la conservación de ecosistemas, entre otros. Además, la acción climática está estrechamente ligada al gasto social, ya que desempeños sociales como la pobreza, la desigualdad y la falta de acceso a servicios de salud básicos exacerban la vulnerabilidad al cambio climático. Finalmente, la transición a una economía descarbonizada y resiliente debe ser justa, es decir debe maximizar beneficios socioeconómicos, minimizar o compensar costos de transición, e involucrar a todas las partes afectadas en los procesos de decisión. La acción climática esta entonces ligada a la competitividad, el nivel de educación, los mercados laborales, y las instituciones sociales.
Encontramos que atender la crisis climática requiere un gasto en la provisión de servicios de infraestructura de entre 2% y 8% del PBI, y un gasto para atender diversos desafíos sociales entre 5% y 11 % del PBI. Ello implica alinear en total entre 7% y 19% del PBI anual que representará entre US$470 mil millones y 1,300 mil millones de gasto en infraestructura y de gasto social en 2030 con objetivos de desarrollo sostenible, resiliente y descarbonizado. La mayoría del esfuerzo consiste en redirigir flujos existentes. El beneficio de esta reorientación tendrá un valor muy superior a su monto, al permitir evitar los peores impactos del cambio climático y generar beneficios económicos, sociales, fiscales, y ambientales.
Fuentes específicas, como impuestos verdes y bonos sostenibles, permiten financiar parte del esfuerzo. Para redirigir el gasto público, privado, y la inversión extranjera hacia soluciones consistentes con los objetivos climáticos, los gobiernos también necesitaran reformar las políticas y regulatorias en todos los sectores. Estrategias climáticas comprensivas pueden ayudar a identificar las transformaciones en todos los sectores necesarias para avanzar hacia una economía resiliente y carbono-neutral en la región en 2050. Los bancos de desarrollo pueden financiar directamente una parte pequeña del gasto necesario y apoyar el diseño y la implementación de reformas que permitan redirigir los flujos financieros existentes.
Su tesis principal es que la acción climática no consiste única o principalmente en un gasto adicional, sino que requiere de una reorientación masiva de los flujos financieros existentes. No pueden alcanzarse los objetivos climáticos sin atender otros objetivos de desarrollo sostenible intrínsicamente relacionados al clima, como los relacionados a la energía, el transporte, el agua, la agricultura, y la conservación de ecosistemas, entre otros. Además, la acción climática está estrechamente ligada al gasto social, ya que desempeños sociales como la pobreza, la desigualdad y la falta de acceso a servicios de salud básicos exacerban la vulnerabilidad al cambio climático. Finalmente, la transición a una economía descarbonizada y resiliente debe ser justa, es decir debe maximizar beneficios socioeconómicos, minimizar o compensar costos de transición, e involucrar a todas las partes afectadas en los procesos de decisión. La acción climática esta entonces ligada a la competitividad, el nivel de educación, los mercados laborales, y las instituciones sociales.
Encontramos que atender la crisis climática requiere un gasto en la provisión de servicios de infraestructura de entre 2% y 8% del PBI, y un gasto para atender diversos desafíos sociales entre 5% y 11 % del PBI. Ello implica alinear en total entre 7% y 19% del PBI anual que representará entre US$470 mil millones y 1,300 mil millones de gasto en infraestructura y de gasto social en 2030 con objetivos de desarrollo sostenible, resiliente y descarbonizado. La mayoría del esfuerzo consiste en redirigir flujos existentes. El beneficio de esta reorientación tendrá un valor muy superior a su monto, al permitir evitar los peores impactos del cambio climático y generar beneficios económicos, sociales, fiscales, y ambientales.
Fuentes específicas, como impuestos verdes y bonos sostenibles, permiten financiar parte del esfuerzo. Para redirigir el gasto público, privado, y la inversión extranjera hacia soluciones consistentes con los objetivos climáticos, los gobiernos también necesitaran reformar las políticas y regulatorias en todos los sectores. Estrategias climáticas comprensivas pueden ayudar a identificar las transformaciones en todos los sectores necesarias para avanzar hacia una economía resiliente y carbono-neutral en la región en 2050. Los bancos de desarrollo pueden financiar directamente una parte pequeña del gasto necesario y apoyar el diseño y la implementación de reformas que permitan redirigir los flujos financieros existentes.
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